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Comprender la enfermedad de Graves: Síntomas, diagnóstico y tratamiento
July 4, 2023 at 6:30 PM
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La enfermedad de Graves es una enfermedad autoinmune crónica que afecta a la glándula tiroides, una pequeña glándula con forma de mariposa situada en el cuello. En una persona con enfermedad de Graves, el sistema inmunitario produce unos anticuerpos denominados inmunoglobulina G estimulante del tiroides (TRAb) que se unen a los receptores de las células tiroideas.

Estos anticuerpos desencadenan una sobreproducción de hormonas tiroideas, lo que se conoce como hipertiroidismo. Las hormonas tiroideas, triyodotironina (T3) y tiroxina (T4), regulan el metabolismo del organismo, por lo que un exceso de estas hormonas acelera la mayoría de las funciones corporales.

La sobreestimulación continua de la glándula tiroides provoca una serie de cambios y síntomas característicos de la enfermedad de Graves. Estos pueden incluir aumento de la actividad metabólica, pérdida de peso inexplicable, irritabilidad, nerviosismo, intolerancia al calor, sudoración excesiva, temblores, insomnio, debilidad muscular, aumento de la frecuencia cardiaca y en algunos casos, bocio (agrandamiento de la glándula tiroides).

Además de los síntomas relacionados con el tiroides, la enfermedad de Graves también puede manifestarse con complicaciones oculares, conocidas como oftalmopatía de Graves. Éstas pueden incluir ojos saltones, sequedad ocular, irritación, visión doble y enrojecimiento. No todos los pacientes con enfermedad de Graves experimentan problemas oculares, pero cuando se producen, pueden afectar significativamente a la calidad de vida.

La enfermedad de Graves es una enfermedad autoinmune en la que los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario estimulan la glándula tiroides para que produzca y libere cantidades excesivas de hormonas tiroideas. Esto provoca hipertiroidismo y una amplia gama de síntomas y cambios metabólicos en el organismo.

Posibles causas y factores de riesgo

Aún no se conocen con exactitud las causas de la enfermedad de Graves, pero se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. A continuación se describen las posibles causas y los factores de riesgo asociados:

Predisposición genética:

Existe una clara predisposición genética a padecer la enfermedad de Graves. Se ha observado que los individuos con antecedentes familiares de la enfermedad tienen un mayor riesgo de desarrollarla. Se ha identificado que determinados genes, como el gen del antígeno leucocitario humano (HLA), están asociados a un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad.

Factores ambientales:

Se cree que los factores ambientales desencadenantes pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad de Graves en individuos con predisposición genética. Algunos posibles factores ambientales desencadenantes son las infecciones víricas o bacterianas, la exposición a determinados medicamentos y el estrés emocional.

Sexo femenino:

La enfermedad de Graves afecta más comúnmente a las mujeres que a los hombres. De hecho, las mujeres tienen hasta 8 veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad que los hombres. La razón exacta de esta diferencia de sexo no se conoce del todo, pero se cree que las hormonas sexuales femeninas y los factores genéticos pueden desempeñar un papel en esta disparidad.

Edad:

Suele desarrollarse en adultos jóvenes y de mediana edad, normalmente entre los 30 y los 50 años. Sin embargo, puede afectar a personas de cualquier edad, incluidos niños y adolescentes.

Estrés emocional:

El estrés emocional crónico o traumático se ha asociado a un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Graves. Se cree que el estrés puede desencadenar una respuesta inmunitaria anormal, que puede contribuir al desarrollo de la enfermedad en individuos genéticamente susceptibles.

Tabaquismo:

El consumo de cigarrillos se ha identificado como un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad de Graves. Los estudios han demostrado que los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad y también pueden tener un curso más grave de la enfermedad en comparación con los no fumadores.

Síntomas de la enfermedad de Graves

La enfermedad de Graves se caracteriza por una serie de síntomas que pueden afectar a diferentes sistemas del organismo. Estos síntomas están relacionados con el hipertiroidismo y los efectos de los anticuerpos estimulantes del tiroides. A continuación se presentan algunos de los síntomas más comunes de la enfermedad de Graves:

1. Hipertiroidismo: La sobreproducción de hormonas tiroideas conduce a un aumento del metabolismo del cuerpo, lo que puede causar los siguientes síntomas:

- Pérdida de peso inexplicable, a pesar de tener un apetito normal o aumentado.

- Aumento de la sudoración y de la sensibilidad al calor.

- Aumento del ritmo cardíaco (taquicardia) y palpitaciones.

- Nerviosismo, ansiedad e irritabilidad.

- Temblores en manos y dedos.

- Fatiga y debilidad muscular.

- Intolerancia al calor y sensación de calor constante.

- Dificultad para dormir (insomnio) o trastornos del sueño.

- Cambios en los patrones menstruales en las mujeres.

2. Oftalmopatía de Graves (problemas oculares): Alrededor del 30% de las personas con enfermedad de Graves pueden desarrollar cambios oculares característicos, que pueden incluir:

- Ojos saltones o protuberantes (exoftalmos).

- Ojos secos y sensación de arenilla.

- Enrojecimiento y dolor ocular.

- Visión doble o borrosa.

- Sensibilidad a la luz.

- Dificultad para mover los ojos.

3. Bocio: En algunos casos, la glándula tiroides puede agrandarse y provocar un bocio visible o palpable en el cuello.

4. Cambios en la piel: Algunos individuos pueden experimentar cambios en la piel, como piel caliente, húmeda o enrojecida, picor o erupciones cutáneas.

5. Caída del cabello: El hipertiroidismo puede provocar adelgazamiento y caída del cabello en algunos individuos.

6. Cambios en las uñas: Las uñas pueden volverse quebradizas y desarrollar crestas o surcos.

Diagnóstico de la enfermedad de Graves

El diagnóstico de la enfermedad de Graves se basa en una combinación de síntomas clínicos y resultados de pruebas de laboratorio. Algunos métodos utilizados para diagnosticar la enfermedad de Graves incluyen:

- Evaluación clínica e historia clínica: El médico realizará una evaluación detallada de los síntomas y el historial médico del paciente. Esto incluirá preguntas sobre síntomas relacionados con el hipertiroidismo, cambios oculares, antecedentes familiares de enfermedades tiroideas, factores de riesgo y cualquier otra información relevante.

- Pruebas de la función tiroidea: Se realizarán pruebas de laboratorio para medir los niveles de hormona tiroidea en sangre. Los resultados típicos en la enfermedad de Graves mostrarán niveles suprimidos de hormona estimulante del tiroides (TSH) y niveles aumentados de hormonas tiroideas, como triyodotironina (T3) y tiroxina (T4).

- Pruebas de anticuerpos: Se buscarán anticuerpos específicos en la sangre, como los anticuerpos estimulantes del tiroides (TRAb). Los TRAb están presentes en la mayoría de las personas con enfermedad de Graves, y su presencia confirma el diagnóstico. También pueden evaluarse otros anticuerpos, como los anticuerpos antitiroglobulina (anti-TG) y los anticuerpos antiperoxidasa tiroidea (anti-TPO).

- Exploración física y evaluación ocular: El médico realizará una exploración física para evaluar el tamaño de la glándula tiroides y buscar signos físicos de la enfermedad, como un bocio visible. Además, puede realizarse una evaluación ocular para detectar signos de oftalmopatía de Graves, como protrusión ocular (exoftalmos), enrojecimiento o sequedad.

- Pruebas de imagen: En algunos casos, pueden realizarse pruebas de imagen para evaluar la estructura y función de la glándula tiroides. La ecografía tiroidea puede ayudar a determinar el tamaño de la glándula y detectar nódulos tiroideos. La gammagrafía tiroidea con yodo radiactivo puede evaluar la captación y distribución del yodo en la glándula tiroides.

Tratamiento de la enfermedad de Graves

El tratamiento de la enfermedad de Graves se centra en controlar la sobreproducción de hormonas tiroideas, aliviar los síntomas y prevenir las complicaciones a largo plazo. A continuación se indican las opciones de tratamiento disponibles:

Medicamentos antitiroideos: Los medicamentos antitiroideos, como el metimazol y el propiltiouracilo, se utilizan para reducir la producción de hormonas tiroideas. Estos medicamentos inhiben la función de la glándula tiroides y pueden aliviar los síntomas del hipertiroidismo. El tratamiento con medicamentos antitiroideos suele administrarse durante un periodo determinado, que puede variar de unos meses a varios años.

Terapia con yodo radiactivo: La terapia con yodo radiactivo, también conocida como ablación tiroidea, es otra opción de tratamiento. Consiste en la administración de una dosis oral de yodo radiactivo, que se acumula en la glándula tiroides y destruye las células tiroideas hiperactivas. El objetivo de esta terapia es reducir la función de la glándula tiroides y normalizar los niveles de hormonas tiroideas. Es una opción comúnmente utilizada en los casos en que los medicamentos antitiroideos no consiguen controlar adecuadamente los síntomas o cuando existe un bocio importante.

Cirugía: En casos menos frecuentes o graves, puede ser necesaria la cirugía para extirpar parte o la totalidad de la glándula tiroides. La tiroidectomía se realiza bajo anestesia general y puede ser una opción cuando otros tratamientos no son adecuados o cuando existe preocupación por la presencia de nódulos tiroideos o cáncer de tiroides concurrente.

Es importante señalar que el tratamiento de la enfermedad de Graves debe ser individualizado y guiado por un equipo médico multidisciplinar. Esto implica la participación de endocrinólogos, oftalmólogos y otros especialistas según sea necesario. Los oftalmólogos pueden proporcionar tratamiento y control específicos para los problemas oculares asociados a la enfermedad de Graves. Los endocrinólogos se encargan de ajustar y controlar la dosis de los medicamentos antitiroideos y de evaluar la respuesta al tratamiento. Otros especialistas, como cirujanos y radiólogos nucleares, pueden desempeñar un papel en el tratamiento quirúrgico o la terapia con yodo radiactivo.

El seguimiento médico regular es esencial en el tratamiento de la enfermedad de Graves. Esto implica visitas periódicas al médico para evaluar los niveles de hormona tiroidea, ajustar la dosis de medicación, controlar la función tiroidea y hacer un seguimiento de los síntomas y las posibles complicaciones. Cumplir el tratamiento prescrito y seguir las recomendaciones médicas es crucial para controlar la enfermedad y evitar recaídas o complicaciones.

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